Ir al contenido principal

Gestionar el Enojo



El enojo para preservarse.

Cualquiera de nosotros sabe, porque lo ha vivido o lo ha utilizado, que el enojo es. en algunas ocasiones, la mejor forma que podemos encontrar para permanecer en nuestra verdad.
El mecanismo funciona del siguiente modo, un suceso determinado genera una crisis entre dos personas, puede ser de importancia diferente, pero es una crisis al fin.
En lugar de hablarlo, nos enojamos.
Encontramos un espacio perfecto para permanecer en nuestros trece.
Despreciamos al que piensa diferente, nos molestamos porque nos interpela, y nos enojamos.
Como el enojo nos duele, y le duele al otro, pueden pasar dos cosas diferentes, que permanezcamos en él, y nos alejemos para siempre.
O que el tiempo pase, y volvamos a relacionarnos intentando pasar por alto la situación que origino el enfado.
En cualquiera de los dos casos, sigue ahí, como un monstruo que nos acecha por las noches.
Y en cualquier momento volverá a aparecer, sin que nos demos cuenta, porque algo en nuestro interior está roto y necesita ser reparado.
Salvo cuando alguien muere, y ahí si, viene el arrepentimiento.
Nos cuesta mucho aceptar que hay personas que son diferentes, que viven diferente, que piensan diferente y sienten diferente.
Vamos estableciendo un modelo de personajes con los que queremos relacionarnos, cuando el otro no se ajusta al modelo, lo botamos.
Pero este razonamiento tiene una trampa, una trampa que con el tiempo será descubierta.
No hay personas perfectas, ineludiblemente decepcionaremos a otros y seremos decepcionados por ellos.
Y por más que intentemos guardar la basura bajo la alfombra, mas temprano que tarde, sentiremos el olor nauseabundo de lo que escondimos.
Tenemos una tendencia a encasillar a las personas en estereotipos, este es así, este es asa, y sin conocer razones ni motivos, enjuiciamos, condenamos y salvamos a nuestro parecer.
Tenemos una regla para medir a los demás, generalmente corta, y otra más larga para medirnos a nosotros mismos.
Nos escudamos en los sentimientos para justificarnos.
Escuchamos frases tales como:
Vos no sabes cuánto te quiero?
-No, la verdad que no lo sé, porque no me lo estarías demostrando….
O te di todo lo que tenia!
-Pues en verdad no era mucho, porque me sentí muy solo/a.
O seguiré luchando por nuestro amor!
-Y contra quien luchas, contra vos mismo/a?
O no estoy de acuerdo con tu manera de actuar!
-Y por qué tendrías que estarlo? No he venido a conformarte.
O: lo hicieron mal!
Pues, no tenía un libro de directivas de cómo hacerlo!
Los reproches no nos ayudan en la comunicación, la cortan.
En estos días he escuchado la retahíla: Te expones demasiado!
Bueno, a mi no me molesta la exposición, y siento que decir la verdad, mi verdad, no es exponerme, es exponerla, y que mejor que decir lo que sentimos aunque duela.
A las personas que se enojan las invitaría a un mano a mano a solas.
Cuando nos enojamos, en realidad, NO QUEREMOS ESCUCHAR.
La única voz que queremos oir es la voz de nuestra mente, no queremos hacernos cargo.
Y si el otro me dice algo que tumba mis argumentos?
Y si estoy equivocado?
Mejor me enojo, miro al otro con desprecio y lo castigo.
Pero el enojo duele, y a la vez que castigamos, nos castigamos.
Creo que enojarse esta bien, todos lo hacemos, pero quedarse a vivir ahí, es demente.
A todos nos preocupa aparecer socialmente con la carátula de buenas personas.
Generamos un modelo acorde a nuestras necesidades, si se ajusta bien, sino mal.
No hay grises, todo el tiempo es blanco o negro.
Queremos meter nuestra vida y relaciones en la lógica fáctica, si A, entonces B.
No funciona así, porque puede ser B, pero también C o D o lo que sea.
Buscamos una vida de manual, que se ajuste a nuestras prerrogativas.
Si se casa, tiene hijos, si tiene hijos, renuncia a sus necesidades.
Y así, le vamos dirigiendo la vida a los demás, y si no cumplen nuestras expectativas, nos enojamos.
No contentos con esto, se lo vamos transmitiendo a nuestra progenie, no sea cosa que se salgan del manual.
A la mierda con el manual!!! Somos libres de vivir como queramos haciéndonos cargo de las consecuencias de nuestros actos.
Y todo el cuentito del amor?
No hay amor donde el ego vive y reina.
Nunca vemos al otro como es, porque nos da terror, lo vemos como queremos que sea, y si no es como queremos, siempre tendremos el recurso de enojarnos, para conseguir doblegar su voluntad.
Y viviremos la experiencia del destierro si no nos ajustamos a esos cánones pedorros que no se quien invento.
Somos como una familia de sajones, rubios de ojos celestes todos, a los que un dia les nace un hijo negro y no saben qué hacer con él.
Le tiñen el pelo, le ponen ojos de color, pero el tipo sigue siendo negro.
No aceptamos lo diferente.
Ni amamos lo diferente, no nos podemos permitir amar lo imperfecto, siéndolo.
Quiero cerrar mi humilde exposición, en la que solo pretendo plasmar mi punto de vista, dedicándole unas palabras a alguien, que esta enojado conmigo hace mucho tiempo.
Tal vez, con suerte las lea, tal vez no, no es relevante.
Ahí va.
“Estas enojado conmigo, porque crees que te hice algo doloroso, vos te lo hiciste, a lo largo del tiempo fuiste construyendo un monstruo que finalmente te ataco. Tus desprecios, tus ninguneos, tus faltas de respeto calaron en mi alma un profundo resentimiento hacia vos. Y finalmente te ataqué dejándote expuesto ante el mundo y exponiéndome, provocando daño a propios y ajenos.
Te lo dije muchas veces, pero no me hiciste caso, seguiste el camino de sentirte poderoso.
Hoy nos  une el desprecio que vos sentís por mí, y la pena que me provocas.
No quiero ser tu amiga, ni me interesa, pero tu enojo no es conmigo, es con otras personas que te lastimaron y te traicionaron más que yo.
Personas que te debían fidelidad y eligieron a otra en vez de elegirte a vos.
Con ellas estas enojado,  y lo proyectas en mi.
Te deseo de corazón que puedas decírselo, y en este acto te devuelvo tu paquete.
Porque ya no estoy ahí,  porque no tengo por qué aguantarlo, porque me he perdonado y te perdono, porque te suelto para siempre, deseándote lo mejor.
Gracias por lo bueno, perdón por lo malo"

Estas historias continuarán


















Comentarios

Entradas populares de este blog

Dar para Recibir

Dar  como moneda de cambio. Estoy leyendo un artículo sobre las personas que dan para recibir. Si a alguien le interesa, este es el link   https://lamenteesmaravillosa.com/las-personas-dan-recibir-hacen-favores-pedir/. Quiero expresar mi más profundo desacuerdo con el texto, porque no es verdad lo que expresa. Las personas, seres humanos vivos, siempre, pero siempre damos para recibir. Consciente o inconscientemente, esperamos una respuesta, aunque sea agradecimiento. El resto es filosofía barata. Aun con nuestros hijos, esos seres a los que tanto les damos, nuestra entrega nunca es tan inocente. Después de todo sabemos que algún día nos llegará la vejez, y necesitaremos de ellos. No estamos acostumbrados a dar así, sin esperar nada a cambio, eso podemos dejárselo a los poetas, en la pareja, en la familia, con los amigos vecinos, etc., cada vez que damos, algo en nuestro interior lo apunta como un saldo a favor. No lo hacemos a conciencia, pero seamos hon

Querer lo bueno

Querer a la gente buena. Si cambias el modo en que miras las cosas, las cosas que miras cambian.-Wayne Dyer. Desde pequeños, nos enseñan que cuanto más buenos somos, mas nos van a querer. Y así vamos por la vida, siendo lo que no somos para lograr amor. Porque si somos quienes somos, nadie nos va a querer. Ser bueno es una condición necesaria para que te quieran, el problema es que sería ser bueno? Porque ser bueno es una concepción personal, cada uno tiene una versión diferente sobre el tema. Si un sentimiento estuviera condicionado a la calidad de la persona que lo produce, la vida sería algo así como un restaurante, nos limitaríamos a decir, esto me gusta, esto no. Pero es más profundo. Además tenemos el problema que la misma persona puede generar un sentimiento en unos, y otro diferente en otros. Por otro lado, tendemos asociar la bondad con dar, cuanto más recibimos de una persona más buena es. Decimos cosas como “Como va a ser malo si a mí me ay

Vestido de Fiesta

La de hoy, es una historia tragicómica. Tiene que ver con mi hermana y la ropa de mi boda, pienso a la distancia en el tiempo, que a veces las personas adultas abusan de los más jóvenes. Es la historia del vestido. Mi vestido claro, no podía ser de otra manera, lo hizo mi tía Mirtha, modista de profesión,   un orgullo para mí que lo hiciera, y no me equivoco al decirlo, porque lo sé en lo profundo de mi corazón, también para ella. Bajo la mirada atenta de su maestra, mi tía abuela, doña Rosario Troccoli, una leonina con una polenta, e intolerancia importante. Su exigencia llegaba a límites increíbles, pero tenía una habilidad impresionante para todas las tareas manuales. Brava la mujer, había perfeccionado su trabajo a límites impensados. Si uno sabia llevarla era generosa, pero la verdad…había que tener mucha paciencia. Silvana estaba de novio con un chico de Lanús, amigo de mi ex, vecino del barrio, cuyo apodo no me atrevo a escribir, por malas interpretaciones.